A pesar de
tener más de 40 años de edad (casi lo mismo que la revolución
feminista), posee el rostro y el cuerpo de una veinteañera.
Ha sido médico, astronauta, veterinaria, ejecutiva, rockera y hasta
surfista, por lo que nadie duda de su versatilidad y de su capacidad
de estar siempre a la moda. Es Barbie, la muñeca más famosa de la
historia. Y es precisamente su adaptabilidad a los cambios de época
que han hecho de ella todo un clásico, cuando la mayoría de los
juguetes dependen de la caprichosa voluntad de niños, que siguen a
su vez, la no menos caprichosa voluntad del marketing.
Ruth y Elliot Handler, "los padres" de
Barbie, bautizada así en honor a la hija de ambos, nunca imaginaron
el fenómeno que desataría su invento, cuando decidieron crear una
muñeca que no representaba a un bebé y con la cual las niñas podrían
ser algo más que "mamás".
Sin embargo, los detractores de Barbie, la acusan de sexista y
estereotipada, de no promover el juego entre niños y niñas (un varón
no jugaría ni loco con una Barbie), atender la visión machista de la
estética femenina y, no faltaba más, de ser racista. En primer lugar
los bebés queridos también son estereotipados: gordos, rosaditos y
sajones.
La mayoría de los juguetes - por razones de marketing -, presentan
una marcada diferenciación entre niñas y niños. Por último, sería
absurdo acusar a una muñeca de 41 años de promover el racismo
inventado por los humanos hace cientos de años atrás.
Pero con qué derecho los adultos se atreven
a teorizar sobre una muñeca que ha brindado tanta felicidad a
millones de niñas alrededor del mundo. Si se les dijera a esas
pequeñas y a las no tanto, que nunca más verían a Barbie, ¿se
imaginan su reacción? |